La depresión no es una parte natural del envejecimiento. Por el contrario, es una afección médica que debe tratarse de forma agresiva.

La depresión en las personas mayores, o en cualquier persona, es una enfermedad grave. Algunos grupos tienen mayor riesgo, pero la persona mayor media no se deprime más que un joven. La depresión afecta a unos 7 millones de los 39 millones de adultos mayores de 65 años en EE.UU. Los hombres blancos no hispanos mayores de 85 años tienen las tasas más altas de suicidio. Muchos de ellos visitaron a su médico en el último mes. Los factores que pueden aumentar el riesgo de depresión en los adultos mayores son la pérdida de control sobre los cambios relacionados con el proceso de envejecimiento y la pérdida de personas queridas.

Diagnóstico erróneo

A menudo, la depresión no se diagnostica debido a los estereotipos que tienen la familia, los cuidadores o incluso los profesionales sanitarios de que los adultos mayores están deprimidos en general. Los adultos mayores pueden enmascarar su depresión quejándose de un problema físico. Esto dificulta el diagnóstico.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, estos son signos típicos de la depresión:

• Problemas de sueño. Esto incluye dormir poco, demasiado o levantarse antes de lo deseado.
• Disminución del placer y del interés por actividades que antes disfrutaba
• Disminución de la energía o la concentración
• Aumento o disminución del apetito
• Sentimientos de desesperanza o impotencia
• Pensamientos de muerte o suicidio
• Comportamiento autodestructivo y suicida

Los adultos mayores tienen más probabilidades de morir por suicidio. De cada 100.000 personas de 75 años o más, 16,3 murieron por suicidio. Esta cifra es superior a la media nacional de 11,3 suicidios por cada 100.000 en la población general.

La depresión suele aparecer al mismo tiempo que otra enfermedad grave, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer.

Síntomas persistentes

Los profesionales sanitarios buscan síntomas de depresión que se prolonguen durante semanas. Si tiene síntomas, su médico también le hará un examen físico y descartará otras causas de los síntomas. Por ejemplo, ciertos medicamentos o afecciones médicas. Una persona que está físicamente enferma y no mejora suele tener una depresión subyacente. Los medicamentos, la psicoterapia o una combinación de ambos pueden ser eficaces para tratar la depresión. Los casos leves de depresión pueden aliviarse sólo con psicoterapia. Las personas con depresión moderada o grave suelen necesitar antidepresivos.

Si nota signos de depresión en usted mismo, en un amigo o en un familiar, no espere a que se agrave. Hable con su profesional sanitario sobre sus propios síntomas. O hable con la persona deprimida. Anímele a hablar con un profesional sanitario y a buscar tratamiento en un profesional de la salud mental.

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